Apolo y Dafne es una escultura realizada por el italiano Gian Lorenzo Bernini entre los años 1622 y 1625. Pertenece al estilo barroco. Se trata de un grupo escultórico de mármol y de tamaño natural expuesto en la Galería Borghese (Roma).
Bernini captura la transformación de Dafne con intensa emoción, retratando las diferentes etapas de sus cambios. Al igual que sucede en otra de sus obras, el Rapto de Proserpina, la obra nos pide que interactuemos con ella: vista desde la espalda de Apolo, la figura de Dafne queda oculta, mostrándonos sólo el árbol en que se transforma, de modo que girando alrededor de la estatua tenemos una visión en el tiempo de la metamorfosis de la ninfa.
La contraposición de los elementos y el uso del claroscuro reflejan la fuente de la escultura helenística de la que bebe Bernini. También en el periodo helenístico existía esta percepción de Apolo como un muchacho andrógino, joven y delgado, con un peinado casi femenino, aspectos representados también en esta estatua.
Aunque Apolo predicaba la virtud griega de la Sofrosina, la moderación y la sobriedad, esta estatua le muestra persiguiendo desesperadamente a su amor, en vano.
Esta escultura se inspiró en el Apolo Belvedere de Leocares. La composición se realiza en plano-relieve, encontrándose llena de dinamismo y difuminación. El grito de horror de Dafne y el rostro perplejo de Apolo nos muestran un contraste de actitudes y aspectos que reflejan el interés por la representación de las esculturas. Esta preocupación por la expresividad muestra una gran utilización del pathos (capacidad del personaje de mostrar sus sentimientos). Dafne parece desconocer su transformación según mira hacia atrás por encima de su hombro, con los labios entreabiertos por el miedo. Su repentina detención, a consecuencia de su transformación, muestra el cabello de Dafne inmortalizado mientras gira. Mientras, Apolo se muestra estupefacto, no puede creer lo que ven sus ojos
miércoles, 31 de mayo de 2017
martes, 30 de mayo de 2017
Escultura Barroca
Escultura Barroca
El arte barroco no careció de escultores, aunque no muchos fueran tan magníficos como los del Renacimiento, si que hubo uno, Gian Lorenzo Bernini que fue digno sucesor de Miguel Ángel. Los escultores barrocos, trabajaron principalmente decorando las fachadas y edificios de la arquitectura barroca y realizando estatuas para mostrar imágenes religiosas.
La escultura barroca fue la rama artística que más se extendió. Vamos a analizar a continuación las principales características y escultores de esta corriente artística.
Características de la escultura barroca
A continuación se muestran las principales características de la escultura barroca:
- La escultura barroca fue principalmente utilizada para decorar las obras arquitectónicas de este periodo, tanto interna como externamente.
- En contraposición al orden que presentan las esculturas y en general las obras renacentistas, el barroco trabaja con composiciones menos organizadas sin tanto orden.
- Existe un elevado expresionismo de los rostros de las estatuas tratando de retratar sentimientos por medio de gestos, peinados, tensiones…
- Los escultores barrocos están obsesionados con lograr imprimir movimiento a sus obras, por ello se evitan las simetrías y se multiplican los pliegues, se emplea el contrapuesto como técnica para dotar de movimiento a las figuras y se busca lograr contrastes lumínicos.
- La temática habitual es la religión, ángeles, mártires, santos son habitualmente representados. En las esculturas paganas, héroes y dioses paganos suelen aparecer.
- Se emplea el mármol y el bronce como materiales.
Etapas de la escultura barroca
Podemos dividir la escultura barroca en tres etapas principales:
Barroco temprano y alto barroco. 1600-1675
Dominados por la carrera de Bernini, el principal escultor del arte barroco. Su magnífico “Cathedra petri” que consiste en un trono rodeado de decoración escultural es el punto máximo en la escultura barroca y se caracteriza por su extravaganza. Otra de las estatuas destacadas de Bernini es el Éxtasis de Santa Teresa. Para saber más de Bernini, pincha aquí.
Barroco tardío. 1675-1725
En el periodo de barroco tardío, fue Francia, y no Italia la principal fuente de escultura barroca y el centro cultural de Europa. La obra maestra de la arquitectura, el Palacio de Versalles fue decorado, tanto dentro de sus estancias como sobretodo por los jardines de palacio por numerosas estatuas de estilo barroco.
Rococó. 1725-1800
Es la fase final del arte barroco, se caracteriza por ser un arte muy dinámico y extravagante. Muy cargado y decorado, se caracteriza también por su dramatismo. Las obras rococó son suaves y juguetonas, la escultura de esta corriente artística floreció en Francia y fue especialmente bien adaptado a las estatuillas.
viernes, 26 de mayo de 2017
AL RONDA DE NOCHE
Nombre: La ronda de noche
Autor: Rembrandt Harmenszoon van Rijn
Fecha: 1642
Técnica: Óleo sobre lienzo
Medidas: 363 x 437 cm.
Ubicación: Rijksmuseum, Ámsterdam
Autor: Rembrandt Harmenszoon van Rijn
Fecha: 1642
Técnica: Óleo sobre lienzo
Medidas: 363 x 437 cm.
Ubicación: Rijksmuseum, Ámsterdam
Rembrandt Harmenszoon van Rijn (1606-1669), es el pintor holandés más celebre del Siglo de Oro. Su producción artística fue muy extensa, se conocen unos cuatrocientos cuadros, casi trescientos grabados y una buena cantidad de dibujos. Pero en este estudio nos centraremos en el que quizás es el más celebre de toda su producción, La ronda de noche.
Esta obra que vamos a analizar puede considerarse la obra cumbre del pintor holandés Rembrandt y la más célebre de la escuela holandesa.
El nombre del cuadro data del siglo XIX, y no es el adecuado, puesto que la escena se desarrollaba, a pleno sol. El origen de este título surge de una equivocación de interpretación debido a que, en esa época, el cuadro estaba tan deteriorado y oscurecido por la oxidación del barniz y la suciedad acumulada, por lo que parecía una escena nocturna. Después de su restauración en 1947 y a pesar de seguir llamándole La ronda de noche, se sabe que es una escena diurna. Pero su verdadero título es: La compañía militar del capitán Frans Banning Cocq y el teniente Willen van Ruytenburg.
Esta obra que vamos a analizar puede considerarse la obra cumbre del pintor holandés Rembrandt y la más célebre de la escuela holandesa.
El nombre del cuadro data del siglo XIX, y no es el adecuado, puesto que la escena se desarrollaba, a pleno sol. El origen de este título surge de una equivocación de interpretación debido a que, en esa época, el cuadro estaba tan deteriorado y oscurecido por la oxidación del barniz y la suciedad acumulada, por lo que parecía una escena nocturna. Después de su restauración en 1947 y a pesar de seguir llamándole La ronda de noche, se sabe que es una escena diurna. Pero su verdadero título es: La compañía militar del capitán Frans Banning Cocq y el teniente Willen van Ruytenburg.
Fue encargado a Rembrandt para decorar la sala principal de la sede de la Milicia Cívica de Ámsterdam. En 1715 el lienzo fue trasladado a la sala del Consejo de Guerra del Ayuntamiento de Ámsterdam, debido al espacio limitado del lugar donde iba a ser colocado, el cuadro fue recortado. Por último en 1817 La Ronda de Noche se trasladó definitivamente al Rijksmuseum Ámsterdam.
Se trata de un retrato colectivo de la compañía de la guardia cívica de Amsterdam, la del capitán Frans Baning Cocq, que aparece en el centro de la escena junto a su lugarteniente, Van Ruytenburgh. Este tipo de cuadros eran muy frecuentes en Holanda, y los costeaban los miembros del grupo o corporación representado, que deseaban figurar en el lienzo, con sus rasgos individuales, y en el tono realista y burgués, de origen protestante, característico de la pintura holandesa del siglo XVII
Su tema no era, en principio, innovador y sí acorde con los gustos tradicionales de la pintura holandesa. Paradójicamente, sin embargo, Rembrandt rompe decididamente en La ronda de noche con el estilo tradicional de su escuela, para ofrecer al espectador una escena cargada de tensión dramática y de hondos significados. Un lienzo heroico y grandioso, en la línea de la gran tradición pictórica europea, católica y mediterránea, con la que precisamente habían roto los pintores holandeses.
Rembrandt ha representado a la guardia cívica a la salida de un palacio con columnas, al pie de una escalinata, y en el momento que precede a la formación y puesta en marcha del grupo, cuando sus componentes llevan a cabo los últimos preparativos de armas y pertrechos y se disponen a atender las órdenes del jefe. El ambiente está cargado de tensión. Algo está ocurriendo y algo grave sin duda, va a ocurrir. Lo que Rembrandt representa sólo en teoría es una acción de carácter festivo, puesto que ha querido rodearla, de un hálito poético y de una dimensión dramática inusitada en la pintura holandesa. Todos los elementos del cuadro coadyuvan en ese sentido. La composición no es estática, sino dinámica, llena de impulsos, de direcciones y líneas de fuerza cuidadosamente compensadas. Los personajes no aparecen aislados sino sometidos en sus actitudes y en la conformación de sus figuras, a la acción conjunta. Rembrandt los ha revestido con una indumentaria abigarrada y exótica, ajena a la época, y sus rasgos son en muchos casos difícilmente reconocibles. Todos mezclados ante los jefes que aparecen en primer término.
La composición de la obra es muy compleja, aparentemente desordenada. Resalta a primera vista que Rembrandt de mayor importancia al desarrollo de la acción que a la fiel realización de retratos de los personajes que aparecen. Presenta al grupo de forma espontánea y libre, captado en un instante, como si se tratase de una fotografía. Hay una gran animación, cada personaje realiza actos distintos, en las más variadas actitudes y posturas, con movimiento vivo. El centro de la composición lo forman el capitán y el teniente, organizándose el resto en grupos triangulares, con un movimiento curvo. Unas figuras son muy visibles, pero otras desaparecen en la penumbra y sólo vemos sus cabezas. Los personajes están colocados en cuatro planos de profundidad; existen multitud de líneas, con predominio de las diagonales y el zig- zag para dar dinamismo.
El uso que Rembrandt hace de la luz, envolviendo la escena en una espesa penumbra en la que destacan, enormemente iluminados, los personajes elegidos por él con independencia de cualquier foco aparente, la dirige sin tener en cuenta las leyes de la física, es otro de los variados recursos empleados por el artista para acentuar el dinamismo y la dimensión dramática, conmovedora, de la escena. Se sirve de la luz para articular la composición, para equilibrarla y darle ese lirismo que cautiva al espectador.
En esta obra el color no ocupa un papel secundario, es muy rico, lleno de contrastes y matices. Sobre un fondo gris verdoso o pardusco se ven vibrar discretamente, o afirmarse con decisión, azules claros, verdes oliva, castaños dorados, negros y rojos. Destacan el brillante amarillo del d traje del teniente, con un fajín rojo anaranjado, frente al negro del traje del capitán en el centro del cuadro. Predominan los tonos cálidos, dorados. El color ha sido aplicado con pinceladas anchas, espontáneas y pastosas en algunos lugares, mientras que en otros se observan pequeños y finos trazos.
El barroco fue una época de alegorías y emblemas. En esta obra se observan estas dos características. La figura femenina que aparece destacada, no se encuentra en penumbra y las sombras no la tocan. Parece una niña, por su tamaño y los ropajes, pero por el lugar donde se encuentra, se podría tratarse de una de las vivanderas adultas que acompañaban al ejército para hacerles compañía (esta forma de representar puede que sea por la costumbre medieval de retratar a los personajes secundarios más pequeños que los protagonistas). Sin embargo los elementos que porta bien podrían ser una alusión a los elementos del escudo de los Clovenieres (guardia cívica): la gallina que cuelga del cinturón, en el escudo aparecen un mosquete y unas garras en cruz (clover en holandés significa arma y garra); lleva un saquito, como el que llevan los soldados para la pólvora; los colores del traje, también guardan relación con los colores del escudo de esta milicia. Asimismo cabe otra posibilidad, y es que fuese una portaestandarte, por lo que si sería una niña, ya que los niños si eran utilizados para ello en los desfiles de las milicias.
La ronda de noche no agradó a los contemporáneos de Rembrandt, porque hería las convenciones de su gusto. Con ella comenzó el declinar de la carrera de su autor, que llegó a conocer la bancarrota. Pero su obra le ha sobrevivido a él y a sus detractores, y le sitúa, por encima de las contingencias y miserias de su época, en un puesto de honor en la historia universal de la pintura.
jueves, 25 de mayo de 2017
Renacimiento y barroco
- Renacimiento
Renacimiento es el nombre dado a un amplio movimiento cultural que se produjo en Europa Occidental durante los siglos xv y xvi. Fue un período de transición entre la Edad Media y los inicios de la Edad Moderna. Sus principales exponentes se hallan en el campo de las artes, aunque también se produjo una renovación en las ciencias, tanto naturales como humanas. La ciudad de Florencia, en Italia, fue el lugar de nacimiento y desarrollo de este movimiento, que se extendió después por toda Europa. El Renacimiento fue fruto de la difusión de las ideas del humanismo, que determinaron una nueva concepción del hombre y del mundo. El término «renacimiento» se utilizó reivindicando ciertos elementos de la cultura clásica griega y romana, y se aplicó originariamente como una vuelta a los valores de la cultura grecolatina y a la contemplación libre de la naturaleza tras siglos de predominio de un tipo de mentalidad más rígida y dogmática establecida en la Europa medieval. En esta nueva etapa se planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser humano, con nuevos enfoques en los campos de las artes, la política, la filosofía y las ciencias, sustituyendo el teocentrismo medieval por el antropocentrismo.

En ese sentido, el historiador y artista Giorgio Vasari formuló una idea determinante: el nuevo nacimiento del arte antiguo (Rinascita), que presuponía una marcada conciencia histórica individual, fenómeno completamente nuevo. De hecho, el Renacimiento rompió, conscientemente, con la tradición artística medieval, a la que calificó como un estilo de bárbaros, que más tarde recibirá el calificativo de Gótico. Sin embargo, los cambios tanto estéticos como en cuanto a la mentalidad fueron lentos y graduales. El concepto actual de renacimiento será formulado tal y como hoy lo entendemos en el siglo xix por el historiador Jules Michelet.

En ese sentido, el historiador y artista Giorgio Vasari formuló una idea determinante: el nuevo nacimiento del arte antiguo (Rinascita), que presuponía una marcada conciencia histórica individual, fenómeno completamente nuevo. De hecho, el Renacimiento rompió, conscientemente, con la tradición artística medieval, a la que calificó como un estilo de bárbaros, que más tarde recibirá el calificativo de Gótico. Sin embargo, los cambios tanto estéticos como en cuanto a la mentalidad fueron lentos y graduales. El concepto actual de renacimiento será formulado tal y como hoy lo entendemos en el siglo xix por el historiador Jules Michelet.
Desde una perspectiva de la evolución artística general de Europa, el Renacimiento significó una «ruptura» con la unidad estilística que hasta ese momento había sido «supranacional». El Renacimiento no fue un fenómeno unitario desde los puntos de vista cronológico y geográfico: su ámbito se limitó a la cultura europea y a los territorios americanos recién descubiertos, a los que las novedades renacentistas llegaron tardíamente. Su desarrollo coincidió con el inicio de la Edad Moderna, marcada por la consolidación de los estados europeos, los viajes transoceánicos que pusieron en contacto a Europa y América, la descomposición del feudalismo, el ascenso de la burguesía y la afirmación del capitalismo. Sin embargo, muchos de estos fenómenos rebasan por su magnitud y mayor extensión en el tiempo el ámbito renacentista.
Barroco
El Barroco fue un período de la historia en la cultura occidental originado por una nueva forma de concebir el arte (el «estilo barroco») y que, partiendo desde diferentes contextos histórico-culturales, produjo obras en numerosos campos artísticos: literatura, arquitectura, escultura, pintura, música, ópera, danza, teatro, etc. Se manifestó principalmente en la Europa occidental, aunque debido al colonialismo también se dio en numerosas colonias de las potencias europeas, principalmente en Latinoamérica. Cronológicamente, abarcó todo el siglo XVII y principios del XVIII, con mayor o menor prolongación en el tiempo dependiendo de cada país. Se suele situar entre el Manierismo y el Rococó, en una época caracterizada por fuertes disputas religiosas entre países católicos y protestantes, así como marcadas diferencias políticas entre los Estados absolutistas y los parlamentarios, donde una incipiente burguesía empezaba a poner los cimientos del capitalismo.

Aunque se suele entender como un período artístico específico, estéticamente el término «barroco» también indica cualquier estilo artístico contrapuesto al clasicismo, concepto introducido por Heinrich Wölfflin en 1915. Así pues, el término «barroco» se puede emplear tanto como sustantivo como adjetivo. Según este planteamiento, cualquier estilo artístico atraviesa por tres fases: arcaica, clásica y barroca. Ejemplos de fases barrocas serían el arte helenístico, el arte gótico, el romanticismo o el modernismo.
El arte se volvió más refinado y ornamentado, con pervivencia de un cierto racionalismo clasicista pero adoptando formas más dinámicas y efectistas y un gusto por lo sorprendente y anecdótico, por las ilusiones ópticas y los golpes de efecto. Se observa una preponderancia de la representación realista: en una época de penuria económica, el hombre se enfrenta de forma más cruda a la realidad. Por otro lado, a menudo esta cruda realidad se somete a la mentalidad de una época turbada y desengañada, lo que se manifiesta en una cierta distorsión de las formas, en efectos forzados y violentos, fuertes contrastes de luces y sombras y cierta tendencia al desequilibrio y la exageración.
Se conoce también con el nombre de barroquismo el abuso de lo ornamental, el recargamiento en el arte.
Enrique IV recibiendo el retrato de María de Medicis
Enrique IV recibiendo el retrato de María de Medicis
Autor: Peter Paul Rubens
Fecha: 1622-25
Museo: Museo Nacional del Louvre
Características: 394 x 295 cm.
Estilo: Barroco Centroeuropeo
Material: Oleo sobre lienzo
Fecha: 1622-25
Museo: Museo Nacional del Louvre
Características: 394 x 295 cm.
Estilo: Barroco Centroeuropeo
Material: Oleo sobre lienzo
la serie encargada a Rubens por la reina madre de Francia, María de Medicis, para decorar el salón principal del Palacio del Luxemburgo en París. Con esa serie se pretendía exaltar y glorificar la vida y la regencia de la soberana.El matrimonio de Enrique IV de Francia y María de Medicis formaba parte de los habituales enlaces de Estado, en los que los contrayentes no se conocían. María era hija del gran duque de Toscana y tenía 25 años mientras que Enrique, divorciado sin hijos de Margarita de Valois, esperaba una unión fecunda y más lucrativa que la anterior. Sería la riqueza de la dote y no la belleza de la joven lo que animó al monarca francés a contraer matrimonio.Esta escena es la cuarta del ciclo y en ella Rubens imagina un primer encuentro entre los futuros esposos a través del arte. Enrique IV recibe el retrato de su prometida de manos de Himeneo -dios del matrimonio, en la izquierda- y Cupido -dios del amor, en la derecha-. Galia, la personificación de Francia, ataviada con un casco emplumado y un vestido adornado con flores de lis, aconseja adecuadamente al monarca mientras que en la zona superior de la composición se halla la pareja olímpica, Júpiter y Juno, acompañados cada uno por sus símbolos: el águila con los rayos del dios y el carro y los pavos reales de la diosa. La presencia de los dioses es una referencia a los "alter ego" divinos de Enrique y María, simbolizando la armonía conyugal.Las figuras se ubican ante un fondo de paisaje en el que observamos una columna de humo como referencia a la reciente guerra de Saboya, hecho por el que el monarca aparece con armadura y portando el cetro y la banda de general. Con su casco y escudo juegan dos amorcillos a sus pies. El objetivo del matrimonio será convertir a un monarca belicoso en un rey amante de la paz, lo que provocará la prosperidad y el desarrollo de las artes en el reino, en la línea que se aprecia en las escenas de la Regencia. La política defendida por la propia María estaría vinculada con esta filosofía que defendía la paz y potenciaba la diplomacia por vía matrimonial. No en balde, este ciclo estuvo finalizado con motivo del enlace de la princesa Enriqueta María con el futuro Carlos I de Inglaterra. La Educación de María de Medicis y elTriunfo de María de Medicis en Juliers también forman parte de la serie.
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