miércoles, 17 de mayo de 2017

EL NACIMIENTO DE VENUS.

  EL NACIMIENTO DE VENUS







El nacimiento de Venus es una pintura de Sandro Botticelli (1445-1510). El nacimiento de Venus representa una de las obras cumbres del maestro italiano. Está ejecutada al temple sobre lienzo y mide 278,5 centímetros de ancho por 172,5 cm de alto. Se conserva en la Galería de los Uffizi, Florencia.

La técnica, como corresponde a la pintura renacentista, es temple sobre lienzo, lo que le permite trabajar el detallismo.

Composición en forma de triángulo, simétrica y dinámica.

Predomina la línea sobre el color, emplea una línea oscura que refuerza los contornos, como si se tratara de una escultura clásica. Muestra el interés por la belleza y presenta un desnudo (los primeros habían representando a Eva; al parecer la Venus “acaba” de nacer, aunque ya aparece con cuerpo de adulto) típico del Renacimiento.

Utiliza colores claros y suaves.

La luz es cenital y representativa, destaca la zona central del cuadro, donde se encuentra Venus, y podemos ver que la zona derecha de la escena está más oscura y llena de sombras.

El cuadro no tiene mucha perspectiva, pero a través del mar y la vegetación consigue dar esa sensación de profundidad dentro del cuadro.

Tradicionalmente se ha creído que esta obra, como La primavera, fue encargada por Lorenzo di Pierfrancesco de Médici, primo de Lorenzo el Magnífico, para adornar la Villa di Castello, en la campiña florentina. La idea parte de que fue allí donde las contempló Giorgio Vasari años después. Estudios recientes indican otra cosa: La primavera se pintó para la casa de Lorenzo en la ciudad de Florencia y El nacimiento de Venus fue un encargo de otra persona para un lugar diferente. Por lo tanto, no se conoce la fecha exacta de su composición, ni tampoco el comitente para el cual fue ejecutado. Actualmente se considera que debió pintarse entre 1482 y 1484; en cualquier caso, después de la estancia romana de Botticelli.

Esta obra fue la primera pintura hecha en gran escala en el tiempo del renacimiento con un motivo exclusivamente secular y mitológico. Esta es considerada una de las pinturas más famosas en la historia del arte. Celebra la idea fundamental de la apariencia de la belleza en la tierra. Aquí encontramos representados los tres elementos esenciales de la materia: aire, tierra y agua.

El nacimiento de Venus  retrata uno de los más pintorescos  mitos clásicos que nos transporta en un mundo de sueños y poesía. Antiguamente el único cuerpo desnudo femenino pintado por muchos artistas había sido EVA. Sus típicas escenas incluían la famosa serpiente que la tentaba o expulsaba del paraíso por desobedecer a Dios. Su desnudo se asociaba más a un acto de vergüenza del pecado original.  En El nacimiento de Venus, por primera vez, se muestra lo opuesto. Venus se encuentra radiante y su imagen está llena de vitalidad. Botticelli  invita  a sus espectadores a considerar una armonía entre la mente y el cuerpo.

Según cuenta la leyenda, Venus, diosa del amor, nació de los genitales del dios Urano, cortados por su hijo Saturno y luego arrojados al mar. El título de la obra no es, por lo tanto, exacto, ya que el cuadro no representa el momento del nacimiento de la diosa, sino que muestra la llegada de Venus, sobre una concha, a la playa de una de las islas que tradicionalmente se le dedican, como Chipre, Pafos o Citerea. La diosa es empujada por el soplo de los dioses alados, entre una lluvia de flores.

Desde los tiempos de la Roma clásica no se había vuelto a representar a esta diosa paganda desnuda y de tales dimensiones. El desnudo femenino, considerado pecaminoso en el arte medieval cristiano, se recupera en el Renacimiento como símbolo de inmaterialidad. Esta Venus no representa el amor carnal o el placer sensual sino que, con su postura y sus facciones finas, se acerca más al ideal de inteligencia pura o saber supremo. Venus sustituye a la Virgen, expresando una fascinación hacia la mitología, común a muchos artistas del Renacimiento.

Una ninfa espera a la diosa en la playa para cubrirla con un manto rojo con motivos florales. Se trata, específicamente, de Primavera. Lleva un traje floreado; es blanco y está bordado de acianos. Un cinturón de rosas rodea su cintura y en el cuello luce una elegante guirnalda de mirto, planta sagrada de Venus y símbolo del amor eterno. Entre sus pies florece una anémona azul.

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